jueves, 11 de diciembre de 2008

A la clase obrera, a los compañeros de T-Systems

Nuestra empresa, T-Systems, aprovechando el rio revuelto de la crisis ha planteado un ERE por el que se perseguía, originariamente, el despido de 550 trabajadores - muchos de ellos delegados y afiliados a centrales sindicales - con el objetivo de invertir una supuesta pérdida económica sufrida durante los últimos años. Como siempre hacen las empresas en el sistema capitalista, somos los trabajadores, los que generamos las riquezas de la empresa y los beneficios del patrón, los que pagamos los excesos de los directivos de la Empresa.
Ante esta situación, las cúpulas  de as centrales sindicales "representativas" CCOO y UGT, vaciando por completo las funciones de los Comités de Empresa y a espalda de éstos y de los Trabajadores de T-Systems, y teniendo en cuenta que su "representatividad" no alcanza los 400 afiliados entre ambas centrales de unos 4000 trabajadores (menos del 12%) han firmado un preacerdo con T-Systems para que, en lugar de aplicar un ERE sin fundamento alguno que debería ser rechazado tanto por el Estado como por las centrales sindicales, se despidan a 320 compañeros y se nos congele salarialmente durante dos años, o lo que es lo mismo, las cúpulas de CCOO y UGT han firmado el despido de 320 compañeros que pagaremos los trabajadores de T-Systems que permanezcamos, debilitados y vendidos por unas centrales sindicales que no tienen repesentatividad ni ética, con la congelación salarial acordada a espaldas de los trabajadores, los Comités, las centrales sindicales minoritarias e incluso las secciones sindicales  al completo (por ejemplo la Sección Sindical de CCOO en Madrid se opuso al preacuerdo) y que ni tan siquiera garantiza que en un año la empresa plantee un nuevo ERE. Denunciamos el comportamiento indigno de la dirigencia de ambas cúpulas sindicales, que venden a los trabajadores a cambio de paz social y prebendas para que dirigentes como Bernadás (CCOO) o Mazón (UGT) vivan a cuerpo de rey a costa de la traición. Pedimos a los afiliados honestos y honrado y a los trabajadores que exijan la UNIDAD y se enfrenten a esta medida injusta e indigna de T-Systems que persigue precarizar las condiciones de trabajo y que las vendidas cúpulas sindicales han firmado. omos los que trabajamos y debemos ser los que decidamos, UNIDAD por encima de las siglas, unidad para acabar con el ERE y con el preacuerdo firmado por esta dirigencia vendida de CCOO y UGT.
¡NI UN DESPIDO EN T-SYSTEMS! ¡NO AL ERE NI AL PREACUERDO! ¡POR UN FRENTE ÚNICO DE TRABAJADORES!
PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL Y PARTIT COMUNISTA OBRER DE CATALUNYA

lunes, 8 de diciembre de 2008

La crisis obliga a los obreros a mendigar.


Artículo de Javier Olarieta Alberdi

El paro que azotó primero a la construcción y que se ha ido extendiendo a otros sectores económicos, agudizando la recesión, es la causa que ha provocado que miles de familias obreras se encuentren con la soga al cuello.

Un 15 por ciento más de familias obreras se están viendo obligadas a mendigar para subsistir, según aseguró el responsable de Cáritas en Madrid a comienzos de octubre. El número de obreros atendidos en el primer semestre de este año por la beneficencia supera ya la cifra de todo el año 2007.

Además, otras 20.000 familias se han visto beneficiadas de un nuevo programa puesto en marcha esta temporada para atender a menores de 0 a 16 años en alimentación infantil, higiene, equipamiento escolar (salvo libros, “cuyas becas se han recortado sensiblemente”, subraya Cáritas), gafas o audífonos, se encuentran entre el material que los padres reciben. Si no fuera así, los obreros difícilmente podrían afrontar los gastos derivados del nuevo curso escolar”, afirma Cáritas. El 80 por ciento de las familias obreras beneficiarias de la nueva iniciativa están terriblemente asfixiadas: no tienen ningún ingreso o éstos son tan exiguos, que, como mucho, alcanzan el salario mínimo interprofesional, 600 euros.

El perfil tipo de familia obrera es el de una pareja con dos hijos y unos salarios mensuales de 1.300 euros. Si tienen de media entre 700-800 euros de hipoteca las cuentas no salen y cuando la situación supera su capacidad económica acuden a pedir ayuda inmediata a todo tipo de instituciones benéficas, una circunstancia que no habían tenido que hacer nunca hasta el momento, motivada por la reducción de sus ingresos al quedarse alguno de sus miembros en el paro y no poder hacer frente al pago de la hipoteca.

Son los nuevos pobres. Han pasado de tener un trabajo y una vida explotada a no poder subsistir, a no poder hacer frente a los tiburones bancarios, a las facturas mensuales y a estar agobiados por las deudas acumuladas.

La crisis se ceba siempre con los trabajadores: parejas españolas con varios hijos que se hipotecaron hasta las cejas en pleno auge especulativo cuando los bancos se caracterizaban por su manga ancha y el empleo abundaba.

Entre los que más están notando sus efectos se encuentra también la población obrera inmigrante plenamente asentada y estabilizada que, con su documentación en regla y ante el elevado precio de los alquileres se vieron obligados a comprar una vivienda, al igual que en el caso de los españoles. También son núcleos familiares obreros con hijos que fueron viniendo paulatinamente por la reagrupación familiar.

Según su responsable, Cáritas Madrid “empezamos a notar los efectos de la crisis en febrero de este año; y de forma más acusada este verano, una época en la que, habitualmente, apenas tenemos actividad por el receso vacacional de la población. Esta vez no hemos parado. En algunos distritos, como el de Carabanchel, no damos abasto”.

El perfil tipo de los que mendigan ayuda económica a Cáritas son obreros desempleados de la construcción, tanto cualificados como sin cualificar, que al finalizar la obra o al reducirse la plantilla se han quedado en la calle, a la espera de cobrar el paro, así como trabajadores de los servicios. En el caso de las mujeres, estas aportaban ingresos trabajando en el servicio doméstico.

Un presente precario y un futuro incierto. Cáritas considera que no hemos tocado fondo y la situación empeorará aún más. La incógnita es cuándo empezará a remontar la crisis. “Ahora hablamos de personas que han reducido sustancialmente sus ingresos con un elevado nivel de gastos vinculados a la vivienda. Pero si esto se alarga cuando agoten el paro caerán en picado. Recibirán la prestación familiar (unos 500 euros) o la renta mínima de inserción (otros tantos)... Y agravarán su precaria situación”.

Los obreros que están en el escalafón más bajo acuden a la red albergues y comedores sociales que reciben más visitantes cada día. Allí duermen bajo techo y les dan un plato caliente. Abundan los bien vestidos y aseados, que contrastan con quienes llevan todas sus pertenencias en bolsas y mochilas. Cada vez hay más obreros en paro, entre ellos españoles, gente no habitual a acudir a estos centros. La tendencia es significativa.

Es el caso de Luis, ecuatoriano, de 38 años. “Llevo seis meses en paro. Trabajaba de albañil, sin contrato. No tengo ingresos. Por ahora no puedo enviar dinero a mi mujer y mis dos hijos. Estoy arreglando papeles para solicitar el arraigo. De momento, estoy en un piso con compatriotas que me perdonan el alquiler. Aquí vengo una vez al día”. Él es el ejemplo de los sin papeles que han subsistido con trabajos ocasionales, pero, cuando la crisis golpea, son los primeros en caer.

María, de 50 años, es española. “Antes estaba en el otro lado. Una serie de problemas encadenados me han hecho acabar así”, explica. “Es cierto que cada vez hay más gente preparada y con un nivel cultural alto. Yo, por ejemplo, comparto mesa con un médico venezolano”, afirma.

Poco más pueden apretarse el cinturón; su pregunta es: ¿Hasta cuándo?